ANDALUCÍA EN LA EDAD MEDIA II
LA ANDALUCÍA CRISTIANO - MEDIEVAL
La victoria
almohade de Alarcos (1195), llevó a la formación de un ejército por los reyes
de Castilla, Aragón y Navarra con la participación de cruzados ultrapirenaicos
(bula de Inocencio III). Tras la victoria cristiana de las Navas de Tolosa
(1212), se produce el hundimiento del imperio almohade. Esta derrota almohade,
en conjunción con la crisis política que se genera y las revueltas internas y
del norte de África acabará en poco tiempo con su hegemonía.
Esta
situación será óptimamente aprovechada por Fernando III (rey de León y
Castilla) y Jaime el Conquistador de Aragón. Por su parte, Fernando entra
victorioso primero en Córdoba (1236) y más tarde en Sevilla (1248).
Prácticamente toda la Andalucía septentrional había caído en manos
castellanoleonesas. Sus sucesores rematarían esta empresa con conquistas
parciales: Alfonso X (Jerez, Cádiz, Murcia), Sancho IV el Bravo (Tarifa),
Fernando IV el Emplazado (Gibraltar).
Desde el
siglo XIII, sólo les queda a los invasores el reino nazarí de Granada y porque
es tributario y paga las parias o tributos en oro. La crisis de la Baja Edad
Media, que paraliza la Reconquista, les permite a los musulmanes retenerlo
hasta que, tras una larga y dura guerra (1481-1492), se produce la entrada de
los Reyes Católicos en Granada el 2 de enero de 1492.
Durante ocho
siglos en la Península Ibérica convivieron cristianos, musulmanes y judíos. Los
cristianos, tras la reconquista, eran el grupo dominante y controlaban el
poder, mientras que los musulmanes y los judíos vivían en barrios propios
(juderías y morerías) dedicados a las finanzas y artesanía, los primeros y a
distintos oficios y a la agricultura, los segundos. La convivencia entre ellos
experimentó distintas fases, con frecuencia era pacífica, pero en momentos de
crisis hubo duros enfrentamientos y persecuciones.
En el siglo
XIII y en plena reconquista, la Andalucía católica bebió de las modas
arquitectónicas de Europa. El protogótico irrumpió con originalidad, enlazado a
las influencias mudéjares y, especialmente, al arte románico. Su incipiente
implantación se extendió por las tierras del Valle del Guadalquivir, bien en
Sevilla, Córdoba o Jaén. Tras esta primera irrupción, el arte gótico se
expandió por las tierras cristianas de Andalucía durante el siglo XIV. Se
levantaron grandes templos, conservando algunos elementos andalusíes. La
imaginería también gozó de mayor impulso gracias a retablos y esculturas.
EL MUDEJARISMO
A principios
del siglo XI el fortalecimiento de la Europa cristiana coincide con la
recuperación de los reinos cristianos peninsulares, frente al poderío del
Califato de Córdoba, que había logrado su esplendor en el X. El progreso de la
reconquista significa la incorporación a los territorios cristianos de
comunidades islámicas y el consiguiente aporte de elementos artísticos y modos
de vida de estos grupos. Mudéjar es el arte musulmán en tierra cristiana y el
arte cristiano español sometido a la influencia musulmana.
Se trata de
un arte autóctono y exclusivamente hispano. Es un estilo para cristianos que
funde los estilos que llegan de Europa (románico y gótico principalmente) con
motivos ornamentales y materiales empleados en el Al-Ándalus. A la estructura
arquitectónica cristiana se sobreponen materiales generalmente pobres
(ladrillo, yeso, madera) a los que se les dota de una novedosa función
decorativa cargada de imaginación. Estos materiales se utilizan de diversas
formas: el ladrillo para los muros y pilares, a veces, alternando con la
piedra. El yeso es elemento de decoración, mostrando una clara preferencia por
la ornamentación geométrica. La madera se utiliza en las techumbres. El alarife
u obrero, por su situación de vencido,
pasa a convertirse en mano de obra barata y se ve obligado a construir lo que
le ordenen: iglesias, sinagogas, fortificaciones, palacios, fortificaciones,
puertas de acceso, casas… En las casas y palacios aparece el alfiz en las
portadas; las puertas se disponen desenfiladas para impedir ver el patio; los
patios se adornan con arcos lobulados. Ejemplos son: las iglesias sevillanas de
Sta. Marina, Sta. Catalina o la iglesia de Omnium Sanctorum. También pertenecen
al arte mudéjar el convento de Sta. María de la Rábida, en Huelva y la Sinagoga
cordobesa, exponente del sincretismo judío-islámico, ambas construcciones del
siglo XIV.
Iglesia de Sta. Catalina (Sevilla)
EL ARTE GÓTICO
El gótico es
el último estilo artístico de la Edad Media, posterior al arte románico y
predecesor del renacimiento. Se extendió entre los siglos XII y XV, cuando
Europa estaba azotada por pestes, guerras y crisis económicas. Mientras esto
ocurría en Europa durante los albores del arte gótico, en Andalucía se afincaba
una nueva situación política entre cristianos y musulmanes. La reconquista
había recuperado en favor de los castellanos las tierras de Huelva, Sevilla,
Jaén y Córdoba, pero al mismo tiempo, se había consolidado el Reino nazarí de
Granada. En este contexto histórico, el arte gótico penetró en Andalucía. En el
siglo XIII y en plena reconquista, la Andalucía católica bebió de las modas
arquitectónicas de Europa. El protogótico irrumpió con originalidad, enlazado a
las influencias mudéjares y, especialmente, al arte románico. Su incipiente
implantación se extendió por las tierras del Valle del Guadalquivir, bien en
Sevilla, Córdoba o Jaén.
Las iglesias
se levantan sobre las antiguas mezquitas. El estilo empleado será el gótico,
vigente en Europa desde el siglo XII al siglo XV, cuya arquitectura se
caracteriza, entre otros rasgos, por el empleo de la piedra, el arco apuntado u
ojival y las bóvedas de crucería, en edificios de gran verticalidad y bellas
luces interiores producidas por cromáticas vidrieras.
En la
provincia hispalense, se construyeron varias iglesias durante los reinados de
Fernando III y Alfonso X. Fueron edificios de estructura gótica y artesonado
mudéjar. A nivel escultórico, destacó la Virgen de los Reyes, que actualmente
se encuentra en la Catedral de Sevilla.
Asimismo, en
Córdoba se edificaron templos cristianos con un ligero sabor gótico, como la
Iglesia de San Lorenzo o la Iglesia de Santa Marina de Aguas Santas. Ambas
obras combinan los estilos protogóticos, mudéjares y tardorománicos. En Jerez
de la Frontera quedó de testimonio la Iglesia de Santo Domingo de 1266.
Entre las
construcciones civiles del siglo XIII, destacan las Atarazanas Reales de
Sevilla, un inmenso astillero medieval de estilo gótico y mudéjar levantado en
ladrillo, y la Torre hispalense de don Fadrique. Se trata ésta de una
estructura defensiva que aunó la arquitectura gótica con la románica tardía.
Tras esta
primera irrupción, el arte gótico se expandió por las tierras cristianas de
Andalucía durante el siglo XIV. Se levantaron grandes templos, conservando
algunos elementos andalusíes. La imaginería también gozó de mayor impulso
gracias a retablos y esculturas.
En la
provincia de Sevilla, aparecieron templos como la Iglesia de Santa María, en
Estepa. También en la capital se erigieron edificios de estilo gótico-mudéjar
como la Iglesia de San Isidoro, la Iglesia de Santa Lucía o la Iglesia de San
Esteban.
En la sierra onubense se construyeron iglesias
góticas, así como el Monasterio de La Rábida en Palos de la Frontera o el
Monasterio de Santa Clara en Moguer. En la localidad de Niebla lo gótico se
unió al arte postcalifal
en un abanico de posibilidades.
En Cádiz
irrumpió con fuerza el estilo gótico-mudéjar, desde Sanlúcar de Barrameda hasta
El Puerto de Santa María, pasando por Jerez de la Frontera. En la provincia
jiennense también apareció esta arquitectura en localidades como Marchena,
Úbeda, Baeza, Andújar o Linares. A destacar la Iglesia de San Nicolás de Bari,
en Úbeda.
Los siglos
XIII y XIV fueron los comienzos del arte gótico en Andalucía. En los decenios
iniciales, esta nueva orden arquitectónica se fundió con edificios románicos.
Después, llegó el momento de asociarse al arte mudéjar y enriquecerse con las
influencias orientales.
En resumen,
en estos primeros dos siglos, el gótico andaluz fue diverso y original, un arte
que paulatinamente se abriría paso hacia la pureza y el esplendor de sus más
colosales monumentos.
El edificio
emblemático del gótico andaluz, es, no obstante, la catedral de Sevilla construida
a lo largo del siglo XV, en un gótico tardío, llamado flamígero o florido, por
la complicación de las formas, su elevación y grandiosidad.
LA CATEDRAL DE SEVILLA
Desde la
conquista de Sevilla en 1248 se usó como catedral la antigua mezquita almohade.
En 1403 comenzó a construirse este templo gótico tras el derribo del edificio
musulmán y sus obras alcanzarán el siglo XVI cuando se cierra el cimborrio en
1507 (aunque el actual es obra de Gil de Hontañón tras el derrumbe del primero
en el año 1511). Las dimensiones del edificio son imponentes ya que se
persiguió desde el primer momento la mayor de las monumentalidades: "que
se labre otra Eglesia, tal e tan buena, que no haya otra su igual...".
El resultado
en de una mole de piedra de 116 metros de longitud y 76 de ancho, con un
cimborrio que supera los 40 metros de altura. Su planta es un rectángulo del
que únicamente sobresale la gran capilla real de Carlos V que aunque parece un
ábside es una dependencia aparte. Tiene cinco naves más capillas adyacentes y
crucero no acusado en planta y girola cuadrada con capillas tras el altar
mayor. En lugar de triforio se adoptó la solución de crear un balcón corrido a
lo largo de la nave mayor.En relación a los muros, hay que decir que cuentan
con poco espesor. Sin embargo, las capillas están separadas por estribos
perpendiculares al eje central del templo, terminando en 28 pilares adosados
que, con otros 32 exentos, soportan a 68 bóvedas ojivales. La luz natural es
escasa, ya que las ventanas son pequeñas y soportan bellos vitral.
La nave central
La
impresionante nave central aloja a dos carismáticas edificaciones: el coro,
flanqueado por grandes órganos, y la Capilla Mayor, de cuatro plantas, que
aloja el retablo mayor. Entre ellos se sitúan tres zonas anexas: la nave de San
Fernando, el crucero (cuyas bóvedas son las más altas de todo el conjunto) y el
trascoro. Cada una de estas tres zonas se corresponden con las tres jerarquías
de la ciudad medieval: la catedral regia o panteón de los reyes, la catedral
eclesiástica o parte reservada al arzobispo y al Cabildo, y la catedral
popular, situada hacia poniente.
La Capilla Real
La Capilla
Real hace las funciones de cabecera de la catedral. Se trata de una
construcción singular, ya que es una especie de ábside renacentista situado
donde cabría esperar una gran girola ojival, típica del gótico. En dicha
capilla está ubicado el panteón del Rey San Fernando y de su hijo, Alfonso,
junto con los sepulcros de algunos otros miembros de la familia real de la
época. Asimismo, encontramos en ella a la imagen gótica de la Virgen de los
Reyes, patrona de Sevilla.
Fachadas
El conjunto
de la catedral sevillana, con todas sus recintos y elementos anteriores (patio
de los Naranjos y Giralda), dependencias posteriores (Sacristía Mayor, Sala
Capitular, etc.) y anexos (iglesia del Sagrario), se levanta exenta y aislada
de cualquier otro tipo de edificaciones, ocupando toda una gran manzana.
Cuenta por tanto con cuatro
grandes fachadas, de muy distinta estética y arquitectura, que se corresponden
a las diferentes fases constructivas por las que fue pasando a lo largo de la
historia.
Puertas
Tiene un total
de diez puertas de acceso:
Tres en su
fachada occidental (a la avenida de la Constitución), que son:
1. Puerta de
la Asunción.
2. Puerta
del Bautismo.
3. Puerta
del Nacimiento o de San Miguel.
Una al sur,
que da a la plaza del Triunfo:
4. Puerta
del Príncipe o de San Cristóbal.
Dos en su
fachada oriental (a la plaza de la Virgen de los Reyes):
5. Puerta de
Campanillas.
6. Puerta de
Palos.
Tres en su
fachada norte al patio de los Naranjos:
7. Puerta
del Lagarto.
8. Puerta de
la Concepción.
9. Puerta
del Sagrario.
Una más en
su lado norte, pero ya a la calle Alemanes:
10. Puerta
del Perdón.
Fases de Construcción
• Almohade
(1172-1248). Como última fase de un largo y complejo proceso de
"construcción de la ciudad" se levantó la aljama al-Moharrem de la
penúltima capital andalusí, entre el Ramadán del año 567 H. (abril de 1172 C.)
y finales del mes de Rabic (II) del año 594 H. (19 de marzo de 1198), aunque
había sido inaugurada el viernes 24 de Du-l-hiyya de 577 H. (30 de abril de
1182). Su arquitecto fue Ahmad b. Basso.
• Mudéjar
(1248-1433). Desde el 23 de noviembre de 1248 C. (646 H.) la aljama, o
mezquita mayor, pasó a ser catedral de la archidiócesis que, en lo religioso,
abarcó el Reino de Sevilla; esta etapa, que corresponde al uso cristiano de un
edificio musulmán, comenzó a cerrarse a fines del siglo XIV, cuando se pensó
derribarlo para construir una catedral de formas cristianas.
• Gótica
(1433-1528). La mezquita comenzó a ser derribada en 1433, y a renglón
seguido los maestros Ysambret y Carlín iniciaron, al mismo tiempo que su
destrucción, un grandioso templo gótico, muy austero y riguroso, que se
estrenó, aunque inconcluso, en 1507, sin que se introdujeran cambios en el plan
original, pese a su extensión y a los setenta y cinco años que duró la obra.
• Renacentista
(1528-1593). Corresponde al periodo iniciado en 1528, en que se fabricaron
una serie de dependencias incluidas o anexas al templo gótico, y Hernán Ruiz
acrecentó la Torre, obras cuyo común denominador fue la formalización clásica,
en los estilos convencionales que van desde el "plateresco" hasta el
"manierismo"; puede decirse que la catedral y sus dependencias
quedaron terminadas en 1593.
• Barroca
(1618-1758). Corresponde casi exclusivamente a la construcción de la
parroquia del Sagrario, cuyas obras se iniciaron en 1618 y no se concluyeron
hasta 1663; a este edificio le acompañaron en el mismo estilo una serie de
pequeños agregados en el frente de Poniente, y un buen número de grandes
muebles, tales como los órganos y varios retablos. Los arquitectos mas
significativos fueron Pedro Sánchez Falconete y Diego Antonio Díaz.
• Académica
(1758-1823). Son obras neoclásicas, realizadas a partir de la propia
cultura local o por imposición de la academia madrileña; además de interesantes
muebles, se refieren sobre todo al "Muro", conjunto de las
dependencias del ángulo suroeste del edificio; entonces, acabada la gran
manzana, se inició precozmente el proceso que condujo a su actual
"monumentalización", iniciada con la eliminación, entre 1762 y 1797,
de los edificios que la unían al caserío inmediato. Los arquitectos fueron
Manuel Núñez y Fernando de Rosales.
• Neogótica
(1825-1928). Comenzó en 1825 un proceso, que no se cerró hasta 1928,
dedicado a la terminación de las partes que habían quedado inconclusas en las
etapas anteriores; a partir de la primera década del siglo XX las obras han
seguido siendo de restauración, casi siempre dentro de la modalidad de
"limpieza étnica", que persigue la separación y la pureza de los estilos.
Inició esta etapa el mismo Fernando de Rosales y la cerró Javier de Luque.
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