EL BARROCO  
INTRODUCCIÓN
El arte barroco se extiende desde los primeros años del siglo XVII hasta mediados del XVIII. El barroco tiene su origen en la Italia de fines del siglo XVI y en algunos países perdura casi todo el siglo XVIII. El término barroco aparece en el siglo XVIII y su origen parece derivar de "barrueco", nombre dado una perla de forma irregular.
Este período de revolución artística se manifestó en los campos de la escultura, arquitectura, literatura, pintura y música en la mayoría de los países europeos y americanos; no olvidemos que en aquella época América se encontraba recientemente colonizada por los españoles, portugueses e ingleses.
El Barroco en la Arquitectura:
En el barroco sobresalen la arquitectura barroca, donde  se encuentra el dinamismo y la búsqueda del movimiento, y la excesiva ornamentación en las fachadas, puertas y ventanas, así como el uso de columnas salomónicas y ofídicas. Mediante ese tipo de elementos arquitectónicos, se buscaba dar la impresión de movimiento en las construcciones, e imprimirles “vida”, contrastando con el clasicismo renacentista. Llevándose a cabo por medio de líneas curvas, cóncavas, convexas, y rectas alabeadas en las fachadas y los ventanales, logrando el efecto de un aparente movimiento. Además de elementos contrastantes de rectas y curvas, con las que se les daban perspectivas a los edificios, así como la utilización de relieves y bajorrelieves, con los cuales se enfatiza el claro-obscuro.
Se utilizan elementos clásicos, pero con modificaciones propias del barroco, como el uso de óvalos en las cúpulas a diferencia del clasicismo que utilizaba más el círculo. En el barroco también está una  excesiva ornamentación de techos, paredes, fachadas, columnas, puertas, ventanas, e interiores, buscando aprovechar para ello cada rincón, procurando no dejar espacios vacíos, Utilizándose para esas ornamentaciones, pinturas y varios elementos decorativos, destacando los motivos Botánicos y geométricos, excepto en algunas construcciones, en las que se pretende dar la ilusión de mayor amplitud, mediante bóvedas, grandes ventanales y espejos, como en el palacio de Versalles. Sus principales precursores fueron Bernini, Borromini y P. Pozzo.
El Barroco en la Escultura:
La escultura del periodo barroco se distinguía por la tendencia al movimiento y la naturalidad, desligándose del arte escultórico renacentista, en donde se buscaban poses idealizadas en las esculturas. En el barroco las esculturas evidencian la expresividad que el escultor quiere plasmar en ellas, exponiendo emociones como tristeza, amor, alegría, o enojo, de manera que quede patente la acción que realiza el personaje esculpido, ya sea este personaje real o  imaginario, como las ninfas y seres mitológicos que se utilizaban durante ese periodo del arte, así como las esculturas religiosas que fueron influidas por la corriente barroca. Ejemplo de la escultura barroca son las obras de Bernini en Italia.
El Barroco en la Pintura:
La pintura sobresalió por los efectos luminosos, como contrastes de luz y sombras, llegando a los extremos de pinturas llenas de luz, y obras en donde se resaltaba el claro-obscuro llegando a límite opuesto, al cual se le denominó tenebrismo. Otro aspecto  de la pintura barroca, es el dinamismo en los personajes, a los que se les daba una expresión de movimiento, en donde se captaba el instante dramático, captando expresiones como alegría, tristeza o euforia. Así mismo se sucedió el detrimento de la simetría clasicista, en favor de la idealización en los personajes pintados, y una mayor expresividad de las emociones de los mismos, y la acumulación de motivos ornamentales junto a los personajes.
La pintura barroca también se destacó, por un realismo al que se le denomina como naturalismo, como en las pinturas de Goya, Velázquez y Murillo.

                        EL ARTE BARROCO EN ANDALUCÍA
Por la cantidad de autores y la calidad de las obras realizadas, Andalucía ocupa un lugar preferente en este estilo artístico. Precisamente desde Andalucía se exportará al continente americano donde existen portentosos ejemplos. El  barroco impregnó todas las manifestaciones artísticas que las clases poderosas, nobleza e Iglesia, realizaron por encargo, bien para su uso y disfrute o bien para subyugar y persuadir a las clases populares, arraigando profundamente en las mismas como símbolo del refinamiento y del buen gusto.
Escultura
La religión determinó mucho la escultura del arte barroco. La iglesia católica se convirtió en uno de los mecenas más influyentes y la Contrarreforma, que quería combatir la difusión del protestantismo, contribuyó a la formación de un arte emocional, dramático y naturalista, con un claro sentido de propaganda de la fe. La temática tratada, por tanto, será casi exclusivamente religiosa.
En Andalucía predominan las imágenes religiosas talladas en madera (imaginería) que posteriormente se policroman. Entre los trabajos más destacados están los retablos para altares de iglesias donde aparecen figuras exentas y en bajorrelieve. Los temas mitológicos y profanos están ausentes y sólo en el ámbito de la corte se da escultura monumental. Las figuras no son simples estereotipos, sino que se presentan de forma individualizada, con personalidad propia. Los artistas buscaban la representación de los sentimientos interiores, las pasiones reflejadas en los rostros de los personajes.
 Tres nombres de escultores destacan por encima de otros grandes maestros de la escultura andaluza del siglo XVII: Martínez Montañés, Juan de Mesa y Alonso Cano de la escuela sevillana y granadina respectivamente.
•  Juan Martínez Montañés (Alcalá la Real (Jaén) 1568 - Sevilla, 1649), escultor barroco español. Se educó y se formó en Granada. Completó su educación en Sevilla donde fue el creador de la escuela sevillana.
Su producción es casi toda religiosa. Su talla está bien modelada, sus ropajes voluminosos dan grandiosidad a la imagen y concede gran importancia a la anatomía.
La obra que revela su verdadera personalidad es El Cristo de la Clemencia (1603- 1606) en la catedral de Sevilla. Sin excesivo dramatismo, con poca sangre y aún vivo, mira hacia abajo en actitud de conversar con el devoto. Responde al crucifijo con dos clavos en los pies, pero para evitar demasiada simetría, las piernas aparecen cruzadas.
En el Retablo de San Isidoro del Campo (1609-1613), de Santiponce, en Sevilla, destaca la figura de San Jerónimo, que está visto en todo su volumen porque saldría en procesión. Su expresión llega al máximo.
Crea el tipo de Niño Jesús desnudo (1606-1607), delicioso y bello. El de la Catedral de Sevilla desprende ternura, colocado sobre un cojín, extiende sus brazos demandando un abrazo. Supone un acercamiento a los afectos humanos.
Para la catedral de Sevilla hace una Virgen Inmaculada (1629-1631), llamada la Cieguita, que es una mujer joven, con el manto caído sobre los hombros, con la cabeza levemente inclinada y una pequeña sonrisa ingenua y melancólica que la dota de gran religiosidad.


                                   
•  Juan de Mesa y Velasco nació en Córdoba en el año 1583. En 1606 ingresa en el taller de Martínez Montañés, en Sevilla. Falleció en 1627, a la temprana edad de cuarenta y cuatro años. Está enterrado en la Iglesia de San Martín de Sevilla.
Se formó como aprendiz en el taller de Montañés. Sus clientes fueron principalmente cofradías procesionales. El realismo de su obra responde a un proceso científico por el que incluso hizo muchos estudios y observaciones de figuras humanas reales vivas y muertas que le permitieron aprender a plasmar estas anatomías en sus obras. Ese fue su éxito. El crucifijo es el tema más frecuente en su producción y en especial, las imágenes de Cristo antes de la muerte.
La culminación de su dramatismo está en El Jesús del Gran Poder (1620) de la Iglesia de este nombre en Sevilla. Es una imagen procesional de vestir, es la imagen sufriente y envejecida por la cruenta pasión.
Otras obras a destacar son el Cristo de la Buena Muerte (1620), Capilla de la Universidad (Sevilla), el Cristo de la Agonía (1622), en la parroquia de San Pedro, en Vergara (Guipúzcoa) y Nuestra Señora de las Angustias (1627), en la iglesia de San Pablo de su ciudad natal.
          

      

•  Alonso Cano nace en Granada (1601-1667), Completando la tríada de pintores formados en la Sevilla del s.XVII e introductores en la misma del naturalismo deudor de Ribera, se encuentra, al lado de Pacheco y Velázquez, Alonso Cano; pintor, escultor, arquitecto, diseñador…un hombre en la línea de los grandes humanistas del pasado Renacimiento, interesado en muy diversas áreas del saber y enamorado en su madurez de una idealización y un clasicismo extraños en tiempos del Barroco tenebrista.
En sus obras pictóricas y escultóricas observamos multitud de cualidades similares: monumentalidad y serenidad de los personajes que consiguen transmitir una gran fuerza emocional al espectador, desde su propia intimidad y gran esencia espiritual, sin necesidad de tener que acudir a gestos exagerados. Fue un artista completo, pintor, escultor y arquitecto. Su producción pasa por tres momentos, sevillano, madrileño y granadino.
Alonso va a residir en Sevilla hasta el año de 1638, en Sevilla realiza el Retablo de la Iglesia de Nuestra Señora de Oliva de Lebrija. La Virgen de Oliva muestra su estilo idealizado, que aparece de forma solemne, casi hierática, recogiendo su manto en la parte superior. No deben tampoco olvidarse otras obras, como la imagen de Santa Teresa realizada para la iglesia sevillana de San Alberto y hoy en el convento del Buen Suceso, o la bella Inmaculada de la iglesia de San Andrés.
Su etapa madrileña (1638-1652) se nos muestra con muchas incógnitas en lo que a la escultura se refiere y debemos movernos entre especulaciones y esculturas cuya autoría no siempre se muestra con claridad. A este momento pertenece la bella y emotiva obra de Jesús Nazareno Niño con la cruz, perteneciente a la Congregación de San Fermín de los Navarros de Madrid. Aunque no se conoce su intervención en empresas de carácter profano, no debemos descartar que pudiera trabajar en alguno de los proyectos que se estaban realizando en la Corte, en el Palacio del Buen Retiro, en el Alcázar, etc.
Hacia 1652 regresará a su ciudad natal, donde permanecerá hasta su muerte en 1667, recibirá el cargo de racionero de la Catedral de Granada y llevará a cabo parte importante de su producción en la capilla mayor de la misma con una obra mariana seriada. En su arte, Cano, consiguió alcanzar un difícil equilibrio entre un ideal manifiesto en su canon estético de belleza, y un realismo hijo del Barroco. Una de las piezas más representativas de dichas características es su famosísima escultura, que sentó las bases para una nueva tipología, de la Inmaculada Concepción (1654-1656) encargada por el cabildo de la Catedral de Granada para ubicarla en lo alto de un facistol. Será también en esta última época donde lleve a cabo su labor más importante como arquitecto, diseñando la fachada (aprobada por el cabildo poco antes de su muerte), aunque no fue su único trabajo: una hoy día desparecida Iglesia del Convento del Ángel fue producto de su esfuerzo, al igual que se cree partes del Hospital Real de Granada.
 


Otros escultores de gran relieve en el panorama artístico andaluz son: Pedro de Mena (1628-1668), José de Mora (1642-1724) y Pedro Roldán (1624-1699).

Arquitectura
El Barroco va a incidir en el trazado de las ciudades andaluzas de forma profunda creando unos espacios adecuados para el lucimiento de los edificios que ahora se realizan, se ordenan calles y plazas, jardines y  edificios. La arquitectura religiosa es la que alcanza mayor importancia, templos, seminarios, conventos, capillas, camarines, ermitas, etc., satisfacen la profunda religiosidad de la época a pesar de la grave crisis económica que afecta a este período. La arquitectura barroca andaluza tuvo dos focos: Sevilla y Granada.
En Andalucía, ya hacia fines del siglo, el pintor y escultor, Alonso Cano, inició la tendencia hacia un mayor esplendor ornamental siendo autor de la fachada de la catedral de Granada. La obra arquitectónica más importante que acometió fue la Catedral de Granada. Emprendió la tarea de cerrar el espacio gótico-renacentista que Diego de Siloé había creado. Cano quiso resaltar el contraste entre exterior e interior, oponiendo una gran fachada retablo al hermetismo que el edificio albergaba en su interior. Estructurando la fachada de la catedral desde las premisas de tensión de volumen y libertad decorativa. Dispuesta a modo de arco triunfal, consta de tres calles divididas en dos cuerpos por una cornisa horizontal y cubiertas por arcos de medio punto, cuyas pilastras tienen medallones en lugar de capitel.
                     



Dos edificaciones de gran relevancia, entre otras muchas, del barroco sevillano son:
 La iglesia de San Luis de los Franceses (Leonardo de Figueroa 1699- 1731), con planta de cruz griega y cúpula de anillo ondulado y la  Iglesia de San Jorge del Hospital de La Caridad.
               
   
    
Otras de las obras destacadas del Barroco andaluz son: Fachada de la Catedral de Jaén, Portada de la Catedral de Guadix, Catedral de Cádiz, Iglesia de San Juan Bautista de la Palma del Condado, Sacristía de la Cartuja de Granada, etc.
Pintura
Sin duda el XVII el siglo de oro de las artes en España como consecuencia de un momento dulce cultura. La pintura barroca en Andalucía, sobre todo la gran escuela sevillana, cuenta con nombres de artistas de primera fila en el panorama artístico europeo: Velázquez, Zurbarán, Murillo, Valdés Leal, y Alonso Cano.
• Predominan los temas religiosos porque es el momento de la Contrarreforma.
• Los pintores españoles reciben la influencia del tenebrismo de Caravaggio en el tratamiento de la luz, aunque luego lo abandonan.
• Existe una deliberada ausencia de sensualidad en la pintura como consecuencia del periodo histórico que se vive, muy influido por el miedo a la Inquisición.
• El principal cliente de los pintores es la poderosa Iglesia de la época. (Excepto en el caso de Diego Velázquez y otros pocos pintores de la Corte).
• Siendo el naturalismo y el tenebrismo las características pictóricas más usuales.
Velázquez nace en 1599 en Sevilla y muere en Madrid en 1660, realizando sus obras en la primera mitad del siglo XVII.
Las características más peculiares y representativas de la pintura de Velázquez son:
• Empleo de la perspectiva aérea.
• Profundidad.
• Pintura "alla prima", es decir, sin realización de bocetos. Por ello, las correcciones las hacía sobre la marcha y se nota en los numerosos "arrepentimientos" en sus cuadros.
La obra de Diego Velázquez es divisible en varias etapas:
- Etapa Sevillana (1599-1623)
En esta fase, Velázquez tuvo como maestro al que luego sería su suegro, Pacheco. Con él aprendió a ser un gran dibujante y a organizar las composiciones. Las primeras obras que realizó pertenecen al tenebrismo (tendencia italiana que procede de Caravaggio). Las características de esta corriente son:
Realismo.
Contrastes de luz.
Composición diagonal.
Los temas que Velázquez pintó en esta primera etapa son religiosos y también populares, extraídos de la vida cotidiana. Cuando se independiza (1617) pinta escenas costumbristas y algún cuadro de temática religiosa como Vieja friendo huevos, El aguador de Sevilla o la adoración de los Reyes Magos.
                  


- Primera Etapa madrileña. Su ascenso en la corte (1623- 1628)
Al subir Felipe IV al trono en 1621 y con él el sevillano conde-duque de Olivares, Velázquez viaja a Madrid para prosperar. Tendrá que esperar al año 1623 para instalarse definitivamente en la Corte donde tendrá taller en palacio hasta su muerte. El pintor se convirtió en pintor de cámara y por tanto tenía que realizar retratos de la monarquía y de paso cuadros para satisfacer el gusto del monarca. De esta época son los retratos de un joven Felipe IV o el cuadro de El triunfo de Baco. Velázquez no desaprovecha el tiempo y sigue aprendiendo pintura de la observación de la colección de lienzos de la escuela veneciana (especialmente le interesa Tiziano) que posee la monarquía y no desperdicia la ocasión para ver trabajar y conversar con uno de los pintores más grandes coetáneos Pedro Pablo Rubens, que visita Madrid en 1628.
- Primer viaje a Italia. Sigue aprendiendo (1629-30)
 Es Rubens quien anima al joven pintor a viajar a Italia para seguir formándose. En Venecia, Roma y Nápoles conoce de primera mano a los grandes del Renacimiento y del barroco italiano. Se puede decir que con ello completa su formación, lo que se refleja en cuadros como La fragua de Vulcano, de cuidada composición y factura.
- Segunda etapa madrileña. La madurez pictórica. (1630-49)
Durante esta época realiza infinidad de cuadros de encargo para el rey que necesita decorar sus nuevos palacios. Para el Salón del Trono del palacio de Buen Retiro, realiza cuatro retratos ecuestres de Felipe III y Felipe IV con sus esposas, además de uno más pequeño del que por entonces era el príncipe heredero Baltasar Carlos. Planea cubrir esa misma sala de cuadros de gran formato con las principales victorias militares de los Austrias. Él se reserva el episodio de La Rendición de Breda. Para la Torre de Parada del Palacio de El Pardo, pinta a la familia real como cazadores. Otros retratados de esta época serán el valido, la nobleza cortesana y los bufones, en los que se recrea dándoles la misma dignidad que a la aristocracia.
- Segundo viaje a Italia. Maestro reconocido (1649-51)
 Este segundo viaje es distinto al anterior. Velázquez pisa Italia como pintor consagrado y admirado y no como estudiante. Pinta el retrato del papa Inocencio X y pinta temas que le atraen como paisajes de la Villa Medicis o temas mitológicos como la Venus del Espejo.
- Tercera etapa madrileña. Las obras más geniales (1651-60)
Los últimos años de Velázquez son de duro trabajo y de desgaste personal, que le llevará a la muerte. Realiza muchísimos cuadros de la familia real y sobre todo de los herederos en los que se ponen todas las esperanzas, primero la infanta Margarita y luego el pequeño y malogrado Felipe Próspero. De esta época son dos de sus cuadros fundamentales en donde demuestra todas sus capacidades técnicas: Las hilanderas y Las meninas.
           



Murillo (1617-1682)
Murillo se centró también en la temática prácticamente religiosa. A diferencia de Leal, Murillo representa la cara dulce de la Contrarreforma. Fue muy popular y querido. Sus clientes fueron las órdenes religiosas y algunos párrocos. Se produce una evolución en su trayectoria como pintor, ya que al principio se adhiere al tenebrismo y pinta escenas de cámara, cuyos protagonistas son los niños. Sin embargo, en sus últimos años su pintura se hace más colorista.
De la primera etapa es la Sagrada Familia del Pajarito. Es un cuadro tenebrista y de gran realismo y de una cotidianidad muy cercana al pueblo. Su composición se basa en líneas diagonales. Una de las obras maestras de Murillo es su Inmaculada Concepción. Es una pintura colorista con una escena idealizada donde la Virgen tiene una mirada de éxtasis místico. Otras obras importantes de Murillo son Niños comiendo fruta, Niño mirando por la ventana, El Niño Jesús del cordero, El Buen Pastor, La Anunciación, etc.
                    



Zurbarán (1598-1664)
Zurbarán es el llamado "pintor de frailes", porque recurrió mucho a las representaciones de frailes y de temas religiosos. También realizó bodegones.
Casi toda la obra de Zurbarán es tenebrista. En ella no importa la perspectiva y se aprecia una falta de habilidad en la composición. Zurbarán emplea una pincelada fina que hace acusar visualmente el volumen y el peso.
Sus principales obra son la Serie de la Sacristía del Monasterio de Guadalupe, Misa del Padre Cabañuelas, La visión del Padre Salmerón, Tentación de San Jerónimo, San Hugo en el refectorio Fray Pedro Machado, Inmaculada.
También son importantes en la obra de Zurbarán los Bodegones casi ascéticos donde se aprecia su virtuosismo en la representación de calidades, volumen y texturas.
              


Valdés  Leal (1622-1690)
Valdés Leal fue un pintor que se recreó en reflejar la parte más cruda de la vida. Leal simboliza la visión dura de la contrarreforma. Son famosas sus "Alegorías de la muerte".

En la obra El fin de la Gloria del mundo. (Finis gloriae mundi). Valdes Leal hace todo un alarde de crudo realismo, incluyendo la figura del esqueleto de un cadáver. En esta célebre pintura expresó que la muerte es igual para todos. De similar temática e intención es otra de sus obras más duras. In ictu oculi (En este lugar). Otras obras famosas son Las Postrimerías de la iglesia de san Jorge del Hospital de La Caridad de Sevilla.
                                         EL  RENACIMIENTO
                     
INTRODUCCION
El Renacimiento fue el periodo de la historia europea caracterizado por un renovado interés por el pasado grecorromano clásico y especialmente por su arte. El renacimiento comenzó en Italia en el siglo XIV y se difundió por el resto de Europa durante los siglos XV y XVI. En este periodo, la fragmentaria sociedad feudal de la edad media, caracterizada por una economía básicamente agrícola y una vida cultural e intelectual dominada por la Iglesia, se transformó en una sociedad dominada progresivamente por instituciones políticas centralizadas, con una economía urbana y mercantil, en la que se desarrolló el mecenazgo de la educación, de las artes y de la música.
La expansión del Renacimiento desde Italia hacia el resto de Europa motivó que  este movimiento artístico y cultural, adoptara en cada país e incluso en cada región  formas diferentes, según las peculiaridades de las mismas. No obstante puede decirse que durante este período existen unos elementos comunes en toda Europa que nos permiten hablar de este momento histórico como algo diferenciado de la Edad Media.
La sociedad española a comienzos del siglo XVI tenía aún una estructura  medievalizante. La Corte, la nobleza y la Iglesia, gozaban de gran influencia mientras que en otras partes de Europa la burguesía comenzaba a desempeñar un papel muy importante. No obstante actuaron en favor de la nueva corriente las relaciones de la monarquía hispana con los territorios italianos y los lazos con  Flandes y Borgoña.
En España se desarrolla en tres fases. El Plateresco, caracterizado por una abundante ornamentación muy minuciosa de influencia florentina y lombarda. El periodo greco - romano, durante el reinado de Carlos I, que da mayor relevancia a lo arquitectónico, a las estructuras y elementos constructivos empleados en Grecia y Roma. Y el periodo Herreriano, que se centra en la estructura y deja de lado todo tipo ornamentación.
También hay que tener en cuenta dos hechos históricos de gran relevancia, producidos en 1492,  que señalan el comienzo de la Edad Moderna en la Península, y en concreto en Andalucía: la toma de Granada por las tropas cristianas, que significó el final de una dominación musulmana que había durado ochocientos años. Y el descubrimiento de América que supuso para Andalucía un fuerte impulso económico y cultural.  Sevilla se va a convertir en el principal puerto de comercio con América, y a ella llegará toda la plata de aquel continente.
                        EL RENACIMIENTO EN ANDALUCÍA

Andalucía fue la puerta de entrada del renacimiento a España.
Arquitectura  
La Arquitectura del Renacimiento se caracterizó por el empleo de proporciones modulares, de cúpulas colosales, hechas de conchas con aristas, con tambores de ventanas redondas, y linternas que cubren la apertura del domo inspirado del panteón romano. Reaparece el arco de medio punto, las bóvedas de canon y de aristas. Aparecen las columnas adosadas con capiteles clásicos, los fustes lisos, los pilares cuadrados decorados, los techos artesonados. En exterior, los edificios están frecuentemente coronados por una balaustrada y sobre ésta se colocan estatuas. Las fachadas, inicialmente son austeras, más se puede observar el dibujo de las piedras que subraya las dovelas y les da continuidad. Las ventanas están divididas por un parteluz de piedra, terminadas por un frontón encerrado en un arco ciego decorativo. Se usa piedra blanca (mármol) o gris claro. Hay armonía y buen uso de elementos. La línea ascendente, expresiva de la espiritualidad medieval es sustituida por el equilibrio de verticales y horizontales.
Plateresco: Por lo general, el plateresco forma conjuntos no demasiado armónicos en portadas y ventanas, que llaman la atención por sus suntuosas superficies labradas, que imitan el trabajo de los orfebres y que sirven para acuñar el nombre de "plateresco".
El foco plateresco más importante de Andalucía se sitúa en el antiguo reino de Jaén y su inicio se puede situar en torno a 1515. En la iglesia de San Andrés de Baeza se encuentra uno de los ejemplos de portada plateresca más temprana, en la que sin abandonar recursos góticos como la molduración de las arquivoltas de los arcos y el empleo de la crestería, se utilizan columnas superpuestas completamente labradas para enmarcar la puerta de medio punto. Otros ejemplos tempranos de plateresco se sitúan en la cercana Úbeda, tanto en edificios civiles como religiosos. La traza de la portada de la iglesia de Santo Domingo, realizada entre 1522 y 1525, se le atribuye a Diego de Alcaraz, a quien también se le atribuye toda una serie de portadas del plateresco ubetense, como la decoración exterior de la Casa de las Torres y la casa de la calle Montiel. Así, en Granada destaca la iglesia de San Cecilio, el edificio de la Lonja "con un preciosista diseño de Juan García de Pradas", la portada del palacio de los señores de Castril o la decoración interior del castillo de La Calahorra. En Sevilla, el Ayuntamiento de Sevilla "una de las obras más universales del plateresco andaluz", la decoración interior de la Casa de los Pinelo, el ábside de la Capilla Real y la Sacristía Mayor en la Catedral, obras de Diego de Riaño.
        

Ayuntamiento de Sevilla


                                                                                                                                                                  
                              
 Purismo: Se desarrolla durante el segundo tercio del siglo XVI y se caracteriza por una depuración formal que da un valor arquitectónico a los elementos decorativos. Las formas italianas adquieren todo su vigor: se pierde decoración y se gana monumentalidad.
Las características del Purismo son:
- Simplificación de la carga decorativa.
- Se atiende más a las estructuras arquitectónicas.
- Los espacios son lisos y vacíos de decoración.
- También es conocido como “clasicismo decorado”.
- La decoración es de mayor tamaño.
- La preparación técnica de los arquitectos es mayor.
La figura más representativa de este nuevo estilo en Andalucía son: Pedro Machuca, Diego de Siloé y Andrés de Vandelvira.
Diego de Siloé inicia las obras en la Catedral de Granada aunando gótico con el estilo Renacentista Italiano en perfecta simbiosis.
Pedro Machuca construyó el Palacio de Carlos V en Granada (La Alhambra) que se caracteriza por una planta cuadrada en la que existe un patio central de forma circular, y da la sensación de austeridad ante la falta de decoración.
Andrés de Vandelvira levanta en Úbeda muchos palacios con estas características como la Iglesia del Salvador y en Jaén la Catedral que es el mejor ejemplo de purismo.
                      
        
                    Catedral de Granada  

Manierismo: Se conoce como manierismo a la tercera y última fase del Estilo Renacimiento. En realidad el purismo o estilo renacentista puro en sí, apenas se da en nuestra zona, pues le corresponde un momento histórico (finales del siglo XVI) donde todavía pesa la herencia del plateresco que dificulta la realización de un renacimiento puro, sobrio y exento de cualquier ornamentación innecesaria. El denominado experimentalismo manierista dio lugar a obras artísticas de gran creatividad, no conocidas hasta entonces, basadas en la arquitectura y los órdenes clásicos derivados del Renacimiento italiano, y fue seguido con entusiasmo por los mejores artistas del momento, donde se anuncia la riqueza y complejidad del estilo Barroco.
Las más significativas son: la Sala Capitular de la catedral y su pasillo de acceso, cuerpo de Campanas de la Giralda (obras de Hernán Ruiz II).
               
    

Escultura
La escultura renacentista llega a España gracias a artistas italianos o a los españoles que viajan a Italia a formarse (como es el caso del gran Alonso Berruguete). Ejemplo de este trasvase artístico es la presencia de los italianos Doménico Fancelli o Pietro Torrigiano en las ciudades de Granada y Sevilla. La escultura del Renacimiento español es de gran originalidad por el fuerte sentimiento religioso del que está impregnado, siguiendo la línea anterior del gótico. Además de da mucha importancia de la expresividad.
 También es original por los materiales empleados. Por ejemplo, se utiliza mucho la madera policromada de pino con la técnica del estofado, en la que se aplica una fina capa de pan dorado y luego se pinta encima y se raspa para que se vea el dorado. Se siguen construyendo sepulcros, retablos, sillerías de coro y retratos.
Obras significativas son: El Sepulcro de los Reyes Católicos (Capilla Real de Granada), obra de Doménico Fancelli. El San Jerónimo penitente (Museo Bellas Artes de Sevilla), obra de Pietro Torrigiano. Cristo de la Capilla de El Salvador de Úbeda (Jaén), obra de Alonso Berruguete.
   


Pintura:
Características
• Ausencia de temática profana y predominio de la religiosa. La clientela será fundamentalmente la Iglesia.
• La técnica preferida es el óleo sobre tabla, o sobre lienzo con escaso desarrollo del fresco.
• Dependencia de las formas italianas que conviven con restos góticos y caracteres populares.
• En Época de Felipe II, El Escorial se convierte en el centro de la producción pictórica más importante.
• Mención aparte merece el genio individual del Greco.
 Hubo importantes talleres en Córdoba, Granada y Sevilla.
En Córdoba destacó Pedro Romana (la Epifanía)
En Granada destacó Pedro Machuca (la Virgen del Sufragio).

En Sevilla destacó Luis de Vargas (Alegoría de la Inmaculada de la Catedral), Alejo Fernández y Pedro de Campaña (El Descendimiento).


                           ANDALUCÍA EN LA EDAD MEDIA II
                        LA ANDALUCÍA CRISTIANO -  MEDIEVAL

La victoria almohade de Alarcos (1195), llevó a la formación de un ejército por los reyes de Castilla, Aragón y Navarra con la participación de cruzados ultrapirenaicos (bula de Inocencio III). Tras la victoria cristiana de las Navas de Tolosa (1212), se produce el hundimiento del imperio almohade. Esta derrota almohade, en conjunción con la crisis política que se genera y las revueltas internas y del norte de África acabará en poco tiempo con su hegemonía.
Esta situación será óptimamente aprovechada por Fernando III (rey de León y Castilla) y Jaime el Conquistador de Aragón. Por su parte, Fernando entra victorioso primero en Córdoba (1236) y más tarde en Sevilla (1248). Prácticamente toda la Andalucía septentrional había caído en manos castellanoleonesas. Sus sucesores rematarían esta empresa con conquistas parciales: Alfonso X (Jerez, Cádiz, Murcia), Sancho IV el Bravo (Tarifa), Fernando IV el Emplazado (Gibraltar).
Desde el siglo XIII, sólo les queda a los invasores el reino nazarí de Granada y porque es tributario y paga las parias o tributos en oro. La crisis de la Baja Edad Media, que paraliza la Reconquista, les permite a los musulmanes retenerlo hasta que, tras una larga y dura guerra (1481-1492), se produce la entrada de los Reyes Católicos en Granada el 2 de enero de 1492.
Durante ocho siglos en la Península Ibérica convivieron cristianos, musulmanes y judíos. Los cristianos, tras la reconquista, eran el grupo dominante y controlaban el poder, mientras que los musulmanes y los judíos vivían en barrios propios (juderías y morerías) dedicados a las finanzas y artesanía, los primeros y a distintos oficios y a la agricultura, los segundos. La convivencia entre ellos experimentó distintas fases, con frecuencia era pacífica, pero en momentos de crisis hubo duros enfrentamientos y persecuciones.
En el siglo XIII y en plena reconquista, la Andalucía católica bebió de las modas arquitectónicas de Europa. El protogótico irrumpió con originalidad, enlazado a las influencias mudéjares y, especialmente, al arte románico. Su incipiente implantación se extendió por las tierras del Valle del Guadalquivir, bien en Sevilla, Córdoba o Jaén. Tras esta primera irrupción, el arte gótico se expandió por las tierras cristianas de Andalucía durante el siglo XIV. Se levantaron grandes templos, conservando algunos elementos andalusíes. La imaginería también gozó de mayor impulso gracias a retablos y esculturas.

                                                EL MUDEJARISMO
A principios del siglo XI el fortalecimiento de la Europa cristiana coincide con la recuperación de los reinos cristianos peninsulares, frente al poderío del Califato de Córdoba, que había logrado su esplendor en el X. El progreso de la reconquista significa la incorporación a los territorios cristianos de comunidades islámicas y el consiguiente aporte de elementos artísticos y modos de vida de estos grupos. Mudéjar es el arte musulmán en tierra cristiana y el arte cristiano español sometido a la influencia musulmana.
Se trata de un arte autóctono y exclusivamente hispano. Es un estilo para cristianos que funde los estilos que llegan de Europa (románico y gótico principalmente) con motivos ornamentales y materiales empleados en el Al-Ándalus. A la estructura arquitectónica cristiana se sobreponen materiales generalmente pobres (ladrillo, yeso, madera) a los que se les dota de una novedosa función decorativa cargada de imaginación. Estos materiales se utilizan de diversas formas: el ladrillo para los muros y pilares, a veces, alternando con la piedra. El yeso es elemento de decoración, mostrando una clara preferencia por la ornamentación geométrica. La madera se utiliza en las techumbres. El alarife u obrero,  por su situación de vencido, pasa a convertirse en mano de obra barata y se ve obligado a construir lo que le ordenen: iglesias, sinagogas, fortificaciones, palacios, fortificaciones, puertas de acceso, casas… En las casas y palacios aparece el alfiz en las portadas; las puertas se disponen desenfiladas para impedir ver el patio; los patios se adornan con arcos lobulados. Ejemplos son: las iglesias sevillanas de Sta. Marina, Sta. Catalina o la iglesia de Omnium Sanctorum. También pertenecen al arte mudéjar el convento de Sta. María de la Rábida, en Huelva y la Sinagoga cordobesa, exponente del sincretismo judío-islámico, ambas construcciones del siglo XIV.
        

 Iglesia de Sta. Marina (Sevilla)  




  
                                                                                                                                                




                                                                                                                                                                                                                    Iglesia de Sta. Catalina (Sevilla)           

                                         EL ARTE GÓTICO
El gótico es el último estilo artístico de la Edad Media, posterior al arte románico y predecesor del renacimiento. Se extendió entre los siglos XII y XV, cuando Europa estaba azotada por pestes, guerras y crisis económicas. Mientras esto ocurría en Europa durante los albores del arte gótico, en Andalucía se afincaba una nueva situación política entre cristianos y musulmanes. La reconquista había recuperado en favor de los castellanos las tierras de Huelva, Sevilla, Jaén y Córdoba, pero al mismo tiempo, se había consolidado el Reino nazarí de Granada. En este contexto histórico, el arte gótico penetró en Andalucía. En el siglo XIII y en plena reconquista, la Andalucía católica bebió de las modas arquitectónicas de Europa. El protogótico irrumpió con originalidad, enlazado a las influencias mudéjares y, especialmente, al arte románico. Su incipiente implantación se extendió por las tierras del Valle del Guadalquivir, bien en Sevilla, Córdoba o Jaén.
Las iglesias se levantan sobre las antiguas mezquitas. El estilo empleado será el gótico, vigente en Europa desde el siglo XII al siglo XV, cuya arquitectura se caracteriza, entre otros rasgos, por el empleo de la piedra, el arco apuntado u ojival y las bóvedas de crucería, en edificios de gran verticalidad y bellas luces interiores producidas por cromáticas vidrieras.
En la provincia hispalense, se construyeron varias iglesias durante los reinados de Fernando III y Alfonso X. Fueron edificios de estructura gótica y artesonado mudéjar. A nivel escultórico, destacó la Virgen de los Reyes, que actualmente se encuentra en la Catedral de Sevilla.
Asimismo, en Córdoba se edificaron templos cristianos con un ligero sabor gótico, como la Iglesia de San Lorenzo o la Iglesia de Santa Marina de Aguas Santas. Ambas obras combinan los estilos protogóticos, mudéjares y tardorománicos. En Jerez de la Frontera quedó de testimonio la Iglesia de Santo Domingo de 1266.
Entre las construcciones civiles del siglo XIII, destacan las Atarazanas Reales de Sevilla, un inmenso astillero medieval de estilo gótico y mudéjar levantado en ladrillo, y la Torre hispalense de don Fadrique. Se trata ésta de una estructura defensiva que aunó la arquitectura gótica con la románica tardía.
Tras esta primera irrupción, el arte gótico se expandió por las tierras cristianas de Andalucía durante el siglo XIV. Se levantaron grandes templos, conservando algunos elementos andalusíes. La imaginería también gozó de mayor impulso gracias a retablos y esculturas.
En la provincia de Sevilla, aparecieron templos como la Iglesia de Santa María, en Estepa. También en la capital se erigieron edificios de estilo gótico-mudéjar como la Iglesia de San Isidoro, la Iglesia de Santa Lucía o la Iglesia de San Esteban.
En la sierra onubense se construyeron iglesias góticas, así como el Monasterio de La Rábida en Palos de la Frontera o el Monasterio de Santa Clara en Moguer. En la localidad de Niebla lo gótico se unió al arte postcalifal en un abanico de posibilidades.
En Cádiz irrumpió con fuerza el estilo gótico-mudéjar, desde Sanlúcar de Barrameda hasta El Puerto de Santa María, pasando por Jerez de la Frontera. En la provincia jiennense también apareció esta arquitectura en localidades como Marchena, Úbeda, Baeza, Andújar o Linares. A destacar la Iglesia de San Nicolás de Bari, en Úbeda.
Los siglos XIII y XIV fueron los comienzos del arte gótico en Andalucía. En los decenios iniciales, esta nueva orden arquitectónica se fundió con edificios románicos. Después, llegó el momento de asociarse al arte mudéjar y enriquecerse con las influencias orientales.
En resumen, en estos primeros dos siglos, el gótico andaluz fue diverso y original, un arte que paulatinamente se abriría paso hacia la pureza y el esplendor de sus más colosales monumentos.
El edificio emblemático del gótico andaluz, es, no obstante, la catedral de Sevilla construida a lo largo del siglo XV, en un gótico tardío, llamado flamígero o florido, por la complicación de las formas, su elevación y grandiosidad.
LA CATEDRAL DE SEVILLA
Desde la conquista de Sevilla en 1248 se usó como catedral la antigua mezquita almohade. En 1403 comenzó a construirse este templo gótico tras el derribo del edificio musulmán y sus obras alcanzarán el siglo XVI cuando se cierra el cimborrio en 1507 (aunque el actual es obra de Gil de Hontañón tras el derrumbe del primero en el año 1511). Las dimensiones del edificio son imponentes ya que se persiguió desde el primer momento la mayor de las monumentalidades: "que se labre otra Eglesia, tal e tan buena, que no haya otra su igual...".
El resultado en de una mole de piedra de 116 metros de longitud y 76 de ancho, con un cimborrio que supera los 40 metros de altura. Su planta es un rectángulo del que únicamente sobresale la gran capilla real de Carlos V que aunque parece un ábside es una dependencia aparte. Tiene cinco naves más capillas adyacentes y crucero no acusado en planta y girola cuadrada con capillas tras el altar mayor. En lugar de triforio se adoptó la solución de crear un balcón corrido a lo largo de la nave mayor.En relación a los muros, hay que decir que cuentan con poco espesor. Sin embargo, las capillas están separadas por estribos perpendiculares al eje central del templo, terminando en 28 pilares adosados que, con otros 32 exentos, soportan a 68 bóvedas ojivales. La luz natural es escasa, ya que las ventanas son pequeñas y soportan bellos vitral.
La nave central
La impresionante nave central aloja a dos carismáticas edificaciones: el coro, flanqueado por grandes órganos, y la Capilla Mayor, de cuatro plantas, que aloja el retablo mayor. Entre ellos se sitúan tres zonas anexas: la nave de San Fernando, el crucero (cuyas bóvedas son las más altas de todo el conjunto) y el trascoro. Cada una de estas tres zonas se corresponden con las tres jerarquías de la ciudad medieval: la catedral regia o panteón de los reyes, la catedral eclesiástica o parte reservada al arzobispo y al Cabildo, y la catedral popular, situada hacia poniente.
La Capilla Real
La Capilla Real hace las funciones de cabecera de la catedral. Se trata de una construcción singular, ya que es una especie de ábside renacentista situado donde cabría esperar una gran girola ojival, típica del gótico. En dicha capilla está ubicado el panteón del Rey San Fernando y de su hijo, Alfonso, junto con los sepulcros de algunos otros miembros de la familia real de la época. Asimismo, encontramos en ella a la imagen gótica de la Virgen de los Reyes, patrona de Sevilla.
Fachadas
El conjunto de la catedral sevillana, con todas sus recintos y elementos anteriores (patio de los Naranjos y Giralda), dependencias posteriores (Sacristía Mayor, Sala Capitular, etc.) y anexos (iglesia del Sagrario), se levanta exenta y aislada de cualquier otro tipo de edificaciones, ocupando toda una gran manzana. Cuenta por tanto con cuatro grandes fachadas, de muy distinta estética y arquitectura, que se corresponden a las diferentes fases constructivas por las que fue pasando a lo largo de la historia.
Puertas
Tiene un total de diez puertas de acceso:
Tres en su fachada occidental (a la avenida de la Constitución), que son:
1. Puerta de la Asunción.
2. Puerta del Bautismo.
3. Puerta del Nacimiento o de San Miguel.
Una al sur, que da a la plaza del Triunfo:
4. Puerta del Príncipe o de San Cristóbal.
Dos en su fachada oriental (a la plaza de la Virgen de los Reyes):
5. Puerta de Campanillas.
6. Puerta de Palos.
Tres en su fachada norte al patio de los Naranjos:
7. Puerta del Lagarto.
8. Puerta de la Concepción.
9. Puerta del Sagrario.
Una más en su lado norte, pero ya a la calle Alemanes:
10. Puerta del Perdón.







Fases de Construcción
Almohade (1172-1248). Como última fase de un largo y complejo proceso de "construcción de la ciudad" se levantó la aljama al-Moharrem de la penúltima capital andalusí, entre el Ramadán del año 567 H. (abril de 1172 C.) y finales del mes de Rabic (II) del año 594 H. (19 de marzo de 1198), aunque había sido inaugurada el viernes 24 de Du-l-hiyya de 577 H. (30 de abril de 1182). Su arquitecto fue Ahmad b. Basso.
Mudéjar (1248-1433). Desde el 23 de noviembre de 1248 C. (646 H.) la aljama, o mezquita mayor, pasó a ser catedral de la archidiócesis que, en lo religioso, abarcó el Reino de Sevilla; esta etapa, que corresponde al uso cristiano de un edificio musulmán, comenzó a cerrarse a fines del siglo XIV, cuando se pensó derribarlo para construir una catedral de formas cristianas.
Gótica (1433-1528). La mezquita comenzó a ser derribada en 1433, y a renglón seguido los maestros Ysambret y Carlín iniciaron, al mismo tiempo que su destrucción, un grandioso templo gótico, muy austero y riguroso, que se estrenó, aunque inconcluso, en 1507, sin que se introdujeran cambios en el plan original, pese a su extensión y a los setenta y cinco años que duró la obra.
Renacentista (1528-1593). Corresponde al periodo iniciado en 1528, en que se fabricaron una serie de dependencias incluidas o anexas al templo gótico, y Hernán Ruiz acrecentó la Torre, obras cuyo común denominador fue la formalización clásica, en los estilos convencionales que van desde el "plateresco" hasta el "manierismo"; puede decirse que la catedral y sus dependencias quedaron terminadas en 1593.
Barroca (1618-1758). Corresponde casi exclusivamente a la construcción de la parroquia del Sagrario, cuyas obras se iniciaron en 1618 y no se concluyeron hasta 1663; a este edificio le acompañaron en el mismo estilo una serie de pequeños agregados en el frente de Poniente, y un buen número de grandes muebles, tales como los órganos y varios retablos. Los arquitectos mas significativos fueron Pedro Sánchez Falconete y Diego Antonio Díaz.
Académica (1758-1823). Son obras neoclásicas, realizadas a partir de la propia cultura local o por imposición de la academia madrileña; además de interesantes muebles, se refieren sobre todo al "Muro", conjunto de las dependencias del ángulo suroeste del edificio; entonces, acabada la gran manzana, se inició precozmente el proceso que condujo a su actual "monumentalización", iniciada con la eliminación, entre 1762 y 1797, de los edificios que la unían al caserío inmediato. Los arquitectos fueron Manuel Núñez y Fernando de Rosales.
Neogótica (1825-1928). Comenzó en 1825 un proceso, que no se cerró hasta 1928, dedicado a la terminación de las partes que habían quedado inconclusas en las etapas anteriores; a partir de la primera década del siglo XX las obras han seguido siendo de restauración, casi siempre dentro de la modalidad de "limpieza étnica", que persigue la separación y la pureza de los estilos. Inició esta etapa el mismo Fernando de Rosales y la cerró Javier de Luque.