LOS
PUEBLOS COLONIZADORES
Esta etapa
se desarrolla en el primer milenio a.C. Estos pueblos tenían un grado de
desarrollo muy superior al de las poblaciones peninsulares, dominaban el hierro
y conocían la escritura. Son los primeros pueblos, además, que se refieren a la
Península Ibérica dándole un nombre y dejan testimonios escritos sobre ella.
Desde el 600 a.C. existen documentos escritos que hacen referencia a la
Península Ibérica. Su llegada a nuestras
costas y su fundación de colonias van a provocar una influencia inmediata en
las poblaciones autóctonas cercanas, con las que tienen que establecer
relaciones fluidas para garantizar el comercio.
Los primeros
en llegar fueron los fenicios y poco después los griegos y cuando Fenicia fue
conquistada por el Imperio Babilónico, las colonias hispanas pasaron a depender
de los cartagineses.
· Los
Fenicios
La presencia
fenicia en la Península Ibérica se extiende entre los siglos X y VII a.C.
Centraron su atención en la costa andaluza y del sudeste, que como ya sabes era
rica en minerales metálicos. Los fenicios sembraron estas costas de asentamientos
comerciales: Gadir (Cádiz), Sexi (Almuñecar), Baria (Villaricos/Almería),
Malaca (Málaga)... Desde ellos influyeron en las poblaciones autóctonas, a las
que transmitieron avances técnicos, como el trabajo del hierro, y culturales,
como el uso de la escritura.
Hacia el
1.100 a.C., fundaron aquí el primer asentamiento comercial: la ciudad de Gadir,
hoy Cádiz.
La
colonización fenicia en la península fue pacífica. No intentaron imponerse
militarmente a las poblaciones autóctonas y dominarlas, sino que prefirieron
colaborar con los grupos dirigentes en favor de una mejor organización que les
permitiera la extracción de los metales a la mayor escala posible.
Pero, si,
como parece, la meta de los fenicios era el Suroeste peninsular, sobre todo por
la riqueza en metales de la región de Huelva, la elección de la zona oriental
se debe, a varias causas: un factor estratégico de dominio del Estrecho de
Gibraltar, la disponibilidad de tierras donde asentarse y las numerosas
dificultades que presenta la travesía del Estrecho de Este a Oeste, por lo que
estos asentamientos de la costa oriental servirían de base de apoyo al comercio
establecido entre Oriente y el Suroeste peninsular.
Los fenicios
dejaron de tener protagonismo en el siglo VII a.C., porque sus ciudades
originarias fueron conquistadas por los asirios y se rompieron los lazos
comerciales de las colonias peninsulares con oriente. Estas colonias siguieron
existiendo, pero pasaron a estar controladas por Cartago.
· Los Griegos
La primera
expedición griega a Tartessos fue realizada por Colaios de Samos, en el siglo
VII a.C., estableciendo relaciones de amistad con el rey tartesio Argantonios,
de quien cuenta Herodoto que reinó 80 años.
Los griegos
actuaron de una forma muy parecida a los fenicios, pero principalmente en la
zona norte de la costa mediterránea de la península, a partir de la actual
provincia de Alicante. La presencia griega en nuestras tierras es un poco
posterior a la fenicia, y comienza a datarse con fuentes arqueológicas a partir
del siglo VII a.C. Aunque los textos antiguos mencionan bastantes colonias
griegas en nuestro territorio, muchas no han sido localizadas.
Los griegos
establecieron relaciones pacíficas con los pueblos peninsulares cercanos a sus
colonias, a los que vendían productos manufacturados elaborados en sus ciudades
de origen a cambio de los recursos naturales del territorio. El principal
producto que vendían los comerciantes griegos eran sus famosas cerámicas, que
en la época que nos ocupa estaban de moda por todo el mundo mediterráneo. Los
pueblos peninsulares que establecieron contacto con los griegos aprendieron de
ellos el trabajo del hierro, la escritura, técnicas de cultivo y de artesanía,
etc.
La potencia
de los cartagineses provoca la decadencia de los Tartessos y obliga a los
griegos a retirarse hacia las costas del Levante.
· Los Cartagineses
Cartago
había sido una antigua colonia fenicia en el Norte de África (actualmente en
Túnez), pero al perderse el contacto con sus ciudades de origen los
cartagineses empezaron a actuar con independencia. No sólo eso, sino que
adoptaron una postura agresiva para imponer su autoridad al resto de colonias
fenicias, y de paso a los territorios que las circundaban. Los cartagineses
conquistaron Tartessos, derrotaron a los griegos y se enfretaron con los
romanos en las guerras Púnicas.
Colonizaron
Andalucía primero de forma pacífica y comercial en el siglo VI a.C. y de forma
militar a finales del siglo III a.C.. El interés de los cartagineses por la
península ibérica y Andalucía recibía en la riqueza de esta región. Cartago
necesitaba de sus materias primas y de los indígenas para que formasen parte de
sus ejércitos.
Los
cartagineses fundan en Andalucía la colonia de Baria, en Villaricos (Almería).
Dejaron profunda huella y enseñan el laboreo
de las minas, la explotación de las salinas y la industria de salazón, e
introduciendo el cultivo del olivo. Además generalizan el uso de la moneda.
Desde el
punto de vista cultural, tanto los fenicios, griegos y cartagineses, aportan el
alfabeto, el urbanismo, el torno alfarero y en arte, incorporan influencias de
los pueblos orientales, dando lugar a un sincretismo artístico y cultural con
lo que en cierto modo unificó a todos los pueblos del Mediterráneo.
Sarcófagos antropoides de Cádiz
Tesoro del
Carambolo
· Los Tartessos
· Origen legendario de Tartessos
Quizás fue
la cultura argárica la que, en algún momento entre el 1200 y el 800 a.C. dio
paso a la civilización tartésica, o cabe incluso la posibilidad de que fuera
esta cultura el Tartessos histórico, en cualquier caso examinando estos
yacimientos creemos probable que cuando los primeros mercaderes fenicios y
helenos llegaron a las costas del sur español encontraran una cultura cuya
civilización no le iba muy a la zaga a la suya propia y con la que mantuvieron
un intercambio cultural y comercial. Lo que sí parece claro es que lo que estos pueblos
encontraron en Iberia les sorprendió y maravilló lo suficiente como para
convertirla en el lugar donde se produjeron algunos de sus mitos más famosos.Uno
de ellos, quizás el más famoso, es el relato fenicio que cuenta la historia de
Gárgoris y Habis en el cual muchos investigadores creen ver el eco de una
tradición tartésica. Según este relato Gárgoris era un rey que tuvo un hijo
fruto de una relación incestuosa al que se llamó Habis y cuya historia
particular no difiere en mucho del mito hebreo de Noé, del griego de Perseo o
del egipcio de Horus.
El rey
avergonzado, trató de eliminar al niño, pero siempre salía ileso. Por último
fue arrojado al mar y las olas lo devuelven a la playa, donde lo recoge una
cierva que lo cría. Un día el niño cayó en la red de un cazador y fue llevado a
la presencia del rey Gárgoris que acepta el destino, lo llamó Habis y lo nombró
su heredero. Habis fue un rey civilizador para su pueblo, al que enseña a
labrar la tierra unciendo el arado a una pareja de bueyes; dividió la sociedad
en castas y prohíbe el trabajo de los nobles. Sus sucesores reinaron en
Tartessos durante varios siglos.
· El enigma de la ciudad de Tartessos
Sin duda
alguna, la hipotética situación geográfica de Tartessos corresponde casi punto
por punto a la de la Atlántida según las indicaciones dadas por Platón en su
relato. Al hablar de una ciudad ubicada en el océano más allá de las columnas
de Heracles parece señalar exactamente la costa atlántica de Huelva y Cádiz, lo
que en la actualidad conocemos como las marismas de Doñana.
Tristemente
hasta la fecha no se ha encontrado en esta zona ciudad alguna cuya antigüedad
haga sospechar que pueda pertenecer a la civilización tartésica. Pero Heródoto
en su Historia sí habla de una ciudad llamada Thurta que se encontraba en la
desembocadura del Guadalquivir cuya correspondencia fonética con Tartessos es
evidente. Esta ciudad ocuparía el suelo sobre el que hoy en día está edificada
Sanlúcar de Barrameda.
· Economía y comercio
El esplendor
económico y cultural de esta civilización se debía a su gran riqueza en
recursos naturales (agricultura, ganadería, pesca y minería) y a sus relaciones
comerciales con los pueblos del Mediterráneo (en Europa y África).
Su riqueza
por excelencia fueron los metales, especialmente el oro, la plata, el estaño y
el bronce que ya extraían en el s. X a.C. De hecho Tartessos se convirtió en el
principal proveedor del Mediterráneo de bronce y plata.
La cerámica
evoluciona por influencia fenicia y griega, se emplea el torno de alfarero y se cuece en grandes
hornos cerrados. Son piezas de gran volumen, ánforas o tinajas, destinadas a la
exportación, policromadas en rojo y negro y decoradas con motivos orientales:
palmetas y lotos, animales en procesión (grifos y toros), figuras humanas y esfinges
Importantes
socios comerciales fueron los fenicios que en el s. VIII a.C. establecieron
factorías comerciales en las costas, dentro del territorio de Tartessos, como
eran Gadir (Cádiz), Abdera (Adra, Almería) y Sexi (Almuñécar, Granada). Este
comercio era muy importante para ellos cuando las minas del Sinai de donde
extraían estos metales cayeron en desuso. También los griegos mantuvieron
relaciones comerciales con Tartessos.
· desarrollo de la cultura y
yacimientos
Los
tartesios construyen sus casas generalmente de planta rectangular y con patio y
necrópolis con túmulos de enterramientos colectivos y mixtos por incineración e
inhumación, con urnas y una cámara principal para el personaje de más
relevancia, como signo de diferenciación de la clase dirigente respecto al
pueblo, destacando los restos de Carmona (Sevilla) y de La Joya (Huelva).
La cerámica
evoluciona por influencia fenicia y griega, se emplea el torno de alfarero y se cuece en grandes
hornos cerrados. Son piezas de gran volumen, ánforas o tinajas, destinadas a la
exportación, policromadas en rojo y negro y decoradas con motivos orientales:
palmetas y lotos, animales en procesión (grifos y toros), figuras humanas y
esfinges.
A parte de tesoros Foto y piezas de arte
hallados en diversos puntos del territorio anteriormente mencionado, en los que
se detecta un activo comercio o intercambio con otros pueblos del Mediterráneo,
los yacimientos tartésicos más importantes que se han encontrado son:
· El Cabezo
de San Pedro en un cerro situado en pleno centro Huelva, donde se han hallado
un muro del siglo IX a.C. y cerámicas tartésicas (s. IX - VIII a.C.) con
grafitos que muestran la escritura tartésica. Con esta escritura se han
encontrado diversas estelas en Andalucía, Extremadura y en el Algarve al sur de
Portugal.
· El
yacimiento de "Tejada La Vieja" situado en Escacena del Campo
(Huelva): Ciudad habitada entre los siglos VIII y IV a. C. en la ruta que
llevaría los minerales obtenidos en las próximas minas de Río Tinto a los
puertos en la desembocadura del Guadalquivir, en el lago conocido por los
romanos como Ligustino que ahora ocupan las marismas de Doñana. El perímetro
amurallado y las estructuras de las viviendas se conservan sorprendentemente
bien.
· La
"Necrópolis de la Joya" (en Huelva capital), datada entre finales del
siglo VIII y la segunda mitad del siglo VI a.C. En ella se ha encontrado un
conjunto de tumbas con numerosas piezas de ajuar, en su mayoría de bronce.
Entre ellas destacan por su fino trabajo, restos de carros de caballos Foto, un
brasero Foto, un anillo Foto, jarras Foto, urnas Foto, vasos y quemaperfumes.
· Los Íberos
La cultura
íbera se desarrolló desde el siglo VII a.C. hasta el siglo I a.C., ya en
periodo de dominio romano. A partir de la época del emperador Augusto, 31 a.C.
a 14 d.C., terminó la conquista de la Península Ibérica y se completó su
romanización, aunque la extinción definitiva de los íberos se desconoce debido
a que seguramente perduró en zonas lejanas a las ciudades romanas durante algún
tiempo más.
El nombre de
Iberia fue dado por los griegos a la Península en el siglo VI a.C. Siguiendo la
costumbre propia en la antigüedad de denominar a un territorio por el nombre de
un río, tuvo su origen a partir del Hiberus (el Tinto o el Odiel, que
desembocan juntos en la Ría de Huelva) o a partir del Iber (el Ebro, que
desemboca en Deltebre, Tarragona). Había otra Iberia en el Cáucaso y a orillas
del Ponto (el Mar Negro), en la actual Georgia, pero no se sabe cuál recibió el
nombre primero. El geógrafo e historiador griego Estrabón dejó escrito que el
nombre era el mismo a causa de la existencia de minas de oro en ambos sitios
aunque no había relación étnica ni cultural entre los dos lugares. Ya durante
el siglo I a.C. el término comprendía toda la Península y así coexistió en
época romana con el de Hispania. Cuando llegan los romanos, los íberos han conseguido una
cultura y un arte propios y bien definidos.
En Andalucía
vivieron distintos pueblos íberos destacando: los turdetanos, los bastetanos y
los oretanos.
· Formas de vida
Los íberos
fueron pueblos agricultores y ganaderos y además mantuvieron entre ellos y con
los colonizadores fluidas relaciones comerciales, creando incluso una moneda.
En la sociedad se distinguen una aristocracia de agricultores y ganaderos, los
guerreros y los siervos. Se dedicaban sobre todo a la agricultura. El olivo, el
trigo y la vid eran la base de su economía, aunque también apreciaban la miel. Tenían
animales como ovejas, cerdos, bueyes y caballos. Las ovejas y los cerdos les
proporcionaban ropa y comida. Usaban los bueyes como animales de tiro y los
caballos para la guerra.
Al parecer
se organizaban en tribus y clanes. Establecieron gobiernos monárquicos, a cuyos
reyes llaman régulos, jefes militares
que controlaban extensos territorios.
Los poblados
y ciudades generalmente eran amurallados, situados en montes de fácil defensa y
desde donde se dominaban las áreas de cultivo. Sus calles eran estrechas y
tortuosas con casas de planta cuadrada. No se han encontrado templos en las
poblaciones, pues la religión naturalista desplazaba los ritos a santuarios
alejados de los núcleos de población.
La religión de los pueblos iberos es
difícilmente sistematizable. Se cree que sus creencias más primitivas se
centraban en la adoración de elementos naturales (cuevas, manantiales, cerros)
en los que ofrecían sacrificios, exvotos y otros productos a seres
suprahumanos, monstruos alados y animales que eran símbolos sagrados
relacionados con los ritos funerarios. Las influencias de fenicios y griegos
aportaron nuevas divinidades con clara inspiración oriental.
Los íberos
desarrollaron una gran labor artesanal que se aprecia en las joyas, armas,
cerámica y tejidos. Además, en su carácter artístico destaca la escultura.
Algunas de las más importantes obras de arte de aquella época son la Dama de
Elche y la Dama de Baza.
La Dama de Baza
En Andalucía se establecieron distintos pueblos íberos
destacando:
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Los Turdetanos
Los turdetanos o tartesio
turdetanos, son los continuadores de la
cultura tartesica , que fue destruida por los fenicio punicos, como venganza
por el apoyo de Tartessos a los focenses en la batalla de Alalia en el siglo VI
a.C.
“son considerados los más cultos de los iberos,
ya que conocen la escritura y, según sus tradiciones ancestrales, incluso
tienen crónicas históricas, poemas y leyes en verso que ellos dicen de seis mil
años de antigüedad”.
Los baluartes económicos mas
importantes fueron las minas y la manufactura de joyas, útiles, armas, conocían
el trillo y el arado, importado por Cartago. Las minas eran de propiedad
privada. Los productos agropecuarios y pesqueros también son de gran
relevancia.
Las necrópolis
turdetanas que han aparecido son de incineración, colocándose las cenizas del
difunto en una urna, tapada con un cuenco, alrededor se disponían otras jarras
de diferente tamaño y en el caso de los guerreros sus armas, dobladas para que
nadie las pudiera usar, generalmente están en túmulos excavados en la tierra, o
piedra, necrópolis de Osuna.
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Los Bastetanos
Bastetanos o bástulos fueron un
pueblo ibero, antiguos habitantes de la Bastitania, con capital en Basti,la
actual localidad de Baza (Granada, España). Habitaban un territorio que ocupaba
el sureste de la Península Ibérica, que hoy en día pertenece a las provincias
de Granada, Almería, este de Málaga, sur y sureste de Jaén, sur de Albacete y
suroeste de Murcia. Entre las ciudades conocidas de la Bastetania, los autores
antiguos citan Arkilaquis, Tutugi, Basti, Acci o Iliberri.
Es importante la necrópolis de
Galera (Tutugi) y la ciudad de Baza. La Dama de Baza es la pieza más
importante, descubierta en 1971 y lo mismo que la Dama de Elche tenía función
de urna cineraria. Parece ser que era una diosa maternal, compañera y
protectora de los difuntos, similar a diosas griegas de los siglos V y IV a. C.
El yacimiento más importante es
el de Cerrillo Blanco de Porcuna (Jaén),
un conjunto escultórico ibérico destruido que por la cantidad de piezas
( 1400 fragmentos aproximadamente), como por su calidad artística es el más
importante de la escultura ibérica. Además existe una necrópolis ibérica
superpuesta a la anterior de incineración (s. IV-II a.n.e.). Las esculturas representan animales exentos (toro), luchas de animales,
seres mitológicos (grifos, esfinges, etc.), personajes de posibles escenas
votivas o sacras, escenas de lucha, guerra o caza actividades propias de la
nobleza de este mundo mediterráneo protohistórico.
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Los oretanos
Los oretanos fueron un pueblo
prerromano que habitó las tierras desde Sierra Morena hasta la cuenca del río
Anas (actual Guadiana), correspondiente a las actuales provincias de Ciudad
Real y noreste de Córdoba, oeste de Albacete y al sur la provincia de Jaén.
La ciudad más grande de la Oretania era Cástulo. Sus gentes,
nativas de Sierra Morena y del borde de la meseta sur, controlaban una zona con
grandes poblaciones de más de 10 hectáreas de extensión La intensa iberización de los oretanos se produce ya en época
orientalizante, a juzgar por sus cerámicas. Sus santuarios son los más ricos
del mundo ibérico. En Alarcos han aparecido estelas con figuras zoomorfas y
existía un arte de gran calidad al servicio de las elites refinadas y
poderosas, como lo indican las cerámicas, los bronces y los mismos tesoros
argénteos, tan frecuentes en la zona de Sierra Morena. Del siglo IV-III a.C. se
considera esta obra de Tugia o Toya, en la provincia de Jaén. Es un sepulcro
construido con sillería, que consta de tres naves con basamentos de piedra para
colocar las urnas funerarias. Se han encontrado en su interior vasos y restos
cerámicos de la época de influencia griega.